Déchirer

 Siento una lágrima en mi mejilla que desearía abrazar, y que tercamente decide correr de mí. Se desliza sin temor en medio de circunstancias adversas y en medio de tormentas indeseadas del ser. Un solo testigo que marca emotivos momentos de alegrías y de dolor, de avances y retrasos, de un pesimismo lleno de esperanza. Un recordatorio de quien he sido, de quien soy, y de lo que seré.

Habita en su origen una mirada penetrante de un par de ojos con verdad incierta, llenos de vida y con preguntas a granel. Se deriva de la incertidumbre de las posibilidades y del destello de lo desconocido. Una sonrisa a medias que cautiva, y un mensaje arrojado al mar dentro de una botella. Un suspiro que llega al cielo. Es saciar la sed en medio de la sequía, es regar con agua la semilla que nunca fue plantada.

Inevitablemente, en el punto de exposición emocional asignado, esta lágrima se divide en cuatro partes haciéndola aún más fuerte. Una división que trae vida individual y cuya estructura es aún más poderosa. Lluvia en medio de un sol brillante, caminos pedregosos en pie descalzos. Un suspiro de amor, y un grito de desesperación. Es valentía ante el miedo de confiar. Es amor, es incertidumbre, es conocimiento, es guerra en tiempos de paz.

A las cuatro veredas en las que se suscriben estas divisiones, se les dedican un compendio de sonrisas, una galería de una belleza a punto de explotar, de un amor cautivo a punto de salir en vuelo.Una sonrisa completa, un porte erguido de emoción. Es un caminar de piernas sabias que se cruzan en timidez desafiante…un beso que vuela sin destino fijo.

Reconociendo entonces el valor de esta sencilla lágrima, me lleno de coraje y valentía ante las promesas que aún no hago mías, y que se difunden en lo más profundo de mí ser. Cicatrices de un pasado latir que desespera con su persistencia y que rehúsa cambiar de ritmo. Entendiendo y aceptando su realidad en mí, me aseguro de no defraudarla; esos cuatro rumbos que me llenan de su paz también designan un nuevo enfoque, un nuevo mirar.

Amanece un nuevo sol en mi mirada, mientras se acuesta mi soñar con la luna. Esta lágrima niña con esencia de mujer me visita una vez más…sonríe en medio de mi confusión, se desplaza con alegría en medio de mi coraje. Aun deseo abrazarla, pero sigue su terco recorrido por mi ser. Llega un momento que desconozco su esencia, y no sé si su visita es de alegría, tristeza o coraje. Pero sigue ahí, recordándome que vivo, haciéndome sentir relevante con sus cuatro desvíos, cuatro sendas, cuatro metas para vivir.

Entonces miro hacia la distancia, perdiendo la visión en lo infinito del horizonte…me veo en ella, me veo en ti…somos el racionamiento, y la razón para enfrentar el desafío. No hay miedo del camino, la incertidumbre no interviene. Vivo, sueño y río. Un amor, un clamor. Una esencia…una sonrisa como ninguna, sus ojos, una lágrima con cuatro partes para un solo vivir.

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