El Yunque

Si es cierto que existe el destino, si es empírico el acto de conocerte, si de momento se detiene el tiempo sin algún desenlace, es entonces porque en este interno vivero, sigue vivo un corazón que late. Tiempo, espacio, mente e imaginación; una eterna danza en el cosmos de lo desconocido. Un vuelo que desafía la gravedad, la presencia del cinismo en busca de la verdad, una mente preparada para olvidar el olvido.

Son el cielo y la tierra, el día, la noche…el espejo de realidad cual el clima contra si embate. Nubes, viento silencio y sonido…un ave que canta confundida por vivir con tanto raciocinio. La vereda que se convierte en camino, la cuidad que desaparece…la ilusión de un rio crecido que me abraza con su mensaje.

Y mientras entre nubes camino, en este monte que considero casi divino, se desatan memorias, explotan lágrimas
compulsorias, la briza que así todo lo denota, y del amor con el viento un espabilado abrazo de abrigo.

Es la vida, es la muerte, es la continuidad del poder de la mente. Es un poema, una idea …o será probablemente todo producto de todo aquello, aunque sea injusto, del resultado que adentro arde. Aquí respiro, aquí en este lugar todo ha sido visto, porque no solo es el caminar, correr o volar, es que aquí siento no solo estar presente, sino que también existo.

Un caminar adulto con una sombra de niño, es la energía de la creatividad que ciño. Es ver y observar, oír y escuchar, es del todo crecer una vez todo se haya dicho. Es decir, gracias, recordar un te quiero. Debería ser todo acerca de un plan o mapa que me saque de lo fiero. Es aquí, y es allá. Es ahora y para siempre. Es nunca dejar este lugar, es descansar después de tanto luchar…se trata de sonreír y del sentir inerte.

Y es allí donde estaré, donde pasare mi tiempo cumplido, cuando todos se hayan ido, donde ya nada se disperse. Estaré donde bailan las estrellas, donde las nubes con poder adversidades trunquen, seré allí la verde grama que abraza la vida, en el pico del monte que llaman El Yunque.